jueves, 30 de abril de 2009

Clásico en la 'zona cero' de Gaza










Por Sebastián Dulbeca
Dispuestos en slideshow, semejantes pantallazos de espanto pasarían por uno de esos minitelediarios de Euronews donde el mundo se estruja en sonido ambiente. Con una puntualización: aquí los comentarios de las imágenes se pueden omitir. Porque sobran.

Bombas inteligentes (no precisamente las de Roberto Carlos) donde normalmente rueda el balón. Gradas reducidas a la caricatura de un mal sándwich. Metralla en manos con edad de hacer puzzles. Clics que hasta ahora no se habían escuchado fuera de Oriente Próximo. Las fotos datan de hace cuatro meses y fueron hechas en Palestina, donde el fútbol, más que una excusa para ser feliz (Valdano), es una excusa para reconocerse, para integrarse en otro orden internacional con reglas mejor definidas y respetadas. Para ser. Sin más.

Contra tal sentimiento identitario (y también en respuesta a las acciones de Hamas y sus Qassam) pareció estar dirigida la incursión que transfiguró el Estadio Nacional de Rafah en una zona cero con menos cascajos pero similar carga simbólica.
Las instalaciones daban techo a la Federación Palestina de Fútbol. Habían sido puestas en pie con financiación de la propia FIFA. Poco le importó al Ejército de Israel. Quedaron despanzurradas como un casamata cualquiera. Otra vez el deporte en primera línea de frente. De nuevo el partido del siglo, Israel-Palestina, en todas las televisiones del planeta.

Se estimó entonces en dos millones de euros el monto de los destrozos. Mucho más difícil de cuantificar fueron las pérdidas humanas: 1.200 muertos e innumerables heridos y tullidos entre el millón y medio de personas que (mal)vive en la Franja de Gaza.

Tres de aquellas víctimas no eran del todo anónimas. Jugaban para la Selección. Wajeh Moshtahe (club Ittihad Alshojaeya) se dirigía a casa durante una jornada de ofensiva. Nunca llegó. Shadi Sbakhe (Al-Ryadi de Falasteen) y Ayman Alkurd (Khadamat Al-Niserat) se encontraban en el interior de sus domicilios para esquivar el peligro. Allí mismo fallecieron.

En alguna convocatoria del equipo árabe coincidió con ellos el chileno de nacimiento Roberto Bishara Adauy. Acumula ya ocho años y 40 encuentros representando al pueblo de sus antepasados. Estará el próximo 6 de mayo en Bruselas, en el primer partido del combinado en suelo europeo.

FNF publica este álbum en exclusiva gracias a él. Atención a su historia.


lunes, 27 de abril de 2009

La lista de Hiddink

Gert Hiddink, el segundo por la derecha en la fila de abajo (1949)

Por Rocheteau
Le llamaban el Stanley Matthews de Varsseveld, un pueblecito holandés de 6.000 habitantes a 10 kilómetros de la frontera con Alemania. Gerhardus Hiddink la pegaba de maravilla y le gustaba mandar en el campo. Pero en 1940 los nazis cruzaron la frontera. Entonces comenzó un partido diferente. Al contraataque.

Dos años más tarde, Gerhardus (Gert) Hiddink era el encargado de repartir los cupones de racionamiento. Alegaba falsos robos o modificaba los censos, exagerándolos, para conseguir más comida, que luego llevaba a las familias judías cobijadas en granjas de los alrededores. A tres de ellos incluso los ocultó en su propia casa durante buena parte de la guerra.

Cuando Guus Hiddink (el tercer hijo de los seis de Gert) era un recién nacido, el general Eisenhower colgó en el pecho de su padre una medalla. No por lo hasta ahora relatado, sino por haber salvado a dos pilotos, un americano y un británico, de los casacas grises de la Wehrmacht. Sus aviones fueron derribados y ellos lograron saltar en paracaídas. Cuando los nazis y sus perros llegaron al paraje, un holandés espigado y de carrillos sonrosados se les había adelantado en su bicicleta.

¿Era un comunista concienciado del peligro fascista?, ¿un resistente que actuaba para devolverle la independencia a su patria? No. Era un buen tipo. Un holandés valiente que sólo quería volver a jugar al fútbol. Era Gert Hiddink.

Árbitro hasta los 75

Ahora se entiende mejor por qué le echó su hijo Guus un par, en 1992, cuando dijo que el partido no comenzaba si no desaparecía de uno de los fondos una esvástica colocada por los habituales tarados de brazo tieso (en este caso, ultras del Albacete, equipo visitante). Guus no se jugaba el pellejo, como su padre. No fue una cuestión de valentía, como dijeron los periódicos, sino de educación.

En la Europa liberada, Geert pudo seguir haciendo lo que más le gustaba. Fue jugador hasta los 40. Árbitro hasta los 75. El mejor entrenador que tuvo Guus Hiddink, a decir de otro de sus vástagos. Y hasta le dedicaron un puente en su pueblo, el Hiddinkbrug.

Su hijo, Guus Hiddink, fue un jugador de vuelo medio que colgó las botas en los San José Earthquakes del soccer yankee. Como entrenador ha dirigido seis equipos (entre ellos el Real Madrid y el Valencia) y cuatro selecciones. Y mañana sus chicos del Chelsea retan al Barca en el Camp Nou.

Uno sabe que el Barca es el Edén FC, descendido de los cielos para redimirnos del pecado del sudor y el pelotazo. Que Guardiola parece recortado de esas revistas de aeropuerto donde los trajes no tienen arrugas. Y que el Chelsea es tan antipático como para poner de acuerdo (en su contra) a los aficionados de todos los demás equipos. Pero yo quiero que ganen los de Londres.

Aunque sólo sea para darle un alegrón a un jubilado de 92 años que verá el partido desde su televisor en Varsseveld. Un buen tipo. Un holandés valiente.

jueves, 23 de abril de 2009

Zetapé FC, el equipo de la Mancha

Por Rocheteau

-Vladimir, despiertaaaaa... ¡alguien te invoca!

José María Barreda, presidente socialista de Castilla-La Mancha agarra la ouija de los presupuestos para comunicarse con Lenin. Silencio. Ommm….

-“¡Se mueve!, ¡se mueve!”.

De la partidita de adivinación con Vladimir debe de haber sacado Barreda su revolucionario plan: subvencionar el empleo y contratar durante seis meses a los 11.000 parados manchegos que se queden sin prestación por desempleo.

¿Qué harán? Se ignora. Qué más da. Será por dinero. Treinta millones de euros, que, claro, no paga Barreda, a razón de 865 cucas por cada uno. ¿Y seis meses después? Entonces ya podrán volver a cobrar los subsidios. Que tampoco paga Barreda.

¿Y el balón? Ya llega. Aquí la humilde (y no menos brillante) proposición de esta crónica futpolitiquera al desprendido Barreda: ¿Por qué no subvencionar el empleo en el fútbol para que Castilla-La Mancha, tercera región de España, tenga de una puñetera vez un equipo de fútbol como Dios y el mundo moderno exigen?

Morientes y Salgado

¿No le dan a usted pena todos esos bregadores de la hierba que se van a quedar sin empleo en verano? ¿No son ellos víctimas también de la crisis? ¿No les maltrató y prostituyó el vil capitalismo mientras le eran útiles? ¿No son los futbolistas un nicho de riesgo, incapaces de reciclarse laboralmente y sin formación?

Lo tiene fácil. ¿Que no tiene más pasta? Le llama usted Zetapé FC y arreglao, verá como algo le cae del nuevo ministro de Deportes. Y para que no pierda usted más guita pública en informes, FNF pone a su disposición un equipo apañado entre los jugadores que quedan libres de contrato este verano.

-Porteros: Jorquera (Barcelona.
-Defensas: Míchel Salgado (Real Madrid), Luis Fernández (Rácing), César cruchaga (Osasuna), Pablo Amo y Manuel Pablo (Deportivo), David Belenguer (Getafe).
-Mediocampistas: Iván de la Peña y Rufete (Espanyol), Rivera (Betis), Sergio (Deportivo), Font y Puñal (Osasuna).
-Delanteros: Fernando Morientes (Valencia), Diego Tristán (West Ham), Javi Guerrero (Recreativo).

Y todo, a coste cero de fichajes. Unas nominillas apañadas con los 30 kilos de su plan vladimiresco e imagínense lo bien que se lo iban a poder pasar los parados manchegos toda la semana, ocupados con el Marca y la quiniela...

domingo, 12 de abril de 2009

¡Muerte al infiel! ¡Muerte al Inter !

Por Rocheteau
Anders Fogh Rasmussen, nórdico y liberal –una combinación tan rara en política como en fútbol Sestao y tiqui-taca--, debería haber sido elegido presidente de la FIFA. Por desgracia, nos lo acaba de robar la OTAN.

Para acceder al cargo, Rasmussen ha conseguido superar el cerrojazo de Turquía sólo en el minuto 90 y de penalti. Su pecado, sin cursiva para algunos, ser tan impío como para creer que alguien que pinta caricaturas puede descojonarse de lo que le plazca. Incluido Mahoma.

Nos ahorramos el recordatorio sobre la crisis que desataron las 12 caricaturas de Mahoma publicadas en el diario danés Jyllands Posten, que en los blogs se premia la brevedad y para eso inventó Ted Nelson (no Dios) el hipertexto, pero merece la pena recordar una frase de Rasmussen, en pleno frenesí ascético de bondadosos creyentes deseosos de pasar por la cimitarra a los infieles del carboncillo:

“En Dinamarca existe la libertad de opinión y de prensa. En ese marco legal,
cada quien puede expresarse como quiera”
Y una desvalida camiseta de fútbol, ¿también puede merece la libertad de expresión? Sí, pero no tiene nadie que la defienda. Si el danés Rasmussen se sentase en la poltrona de Blatter, los seguidores del Inter y del Huesca podrían sentirse más tranquilos.

Resulta que ambos clubes comparten un mismo pecado (ya hemos dicho que sin metáforas ni cursivas que valgan): lucir en sus segundas zamarras la católica cruz de San Jorge.

Tres de los templarios

Los italianos tuvieron que soportar una petición (con cierto eco en el país otomano) a la UEFA para que anulase su victoria contra el Fenerbahçe en 2007 porque esa indumentaria de “templarios” era un canto a las cruzadas. Y, claro, así cualquiera le mete tres en San Siro al Fener [en el partido de ida, los interistas, conscientes de que podía molestar el símbolo, jugaron con la nerazurra... y palmaron 1-0].

En el caso de nuestros aragoneses, fue el Seminario Permanente sobre Migraciones Internacionales y Extranjería (así, sin comas y de carrerilla, para impresionar) el que alertó de que la equipación oscense (por cierto, récord de ventas) “contraviene la normativa antiviolencia” y pasó nota a FIFA y UEFA.

No son los únicos intentos de ponerle un cinturon de castidad al fútbol. En la petrolada y riquísima Arabia Saudí, la mutawa (policía religiosa) prohíbe vender las camisolas herejes del Barça, el Real Madrid y el Sevilla. « ¡No problem, my friend! ». Los grandes las tunean en todo el mundo musulmán para pasar el cásting hallal y no perder los amistosos chorras de junio con los que hacen caja.

El Real Madrid, por ejemplo, arranca el crucifijo que orna la corona de su escudo. El Barça quita del suyo la pequeña cruz de San Jorge (futbolero total, el amigo cruzado). FNF no ha conseguido saber si los andaluces le ponen un esparadrapo al San Isidro, al San Leandro y al San Fernando de su emblema.

Ahora sólo queda que el Braga portugués (cuyos jugadores son apodados "los arzobispos"), cuarto en su Liga, alcance la Champions y termine jugando contra el Inter de la camiseta infiel. Habrá que acabar pidiendo a la OTAN de Rasmussen que proteja el partido.

domingo, 5 de abril de 2009

El baño, de derechas; la ducha, progre. ¿Y el fútbol?

Por Rocheteau
Foto: Mauro Paviotti


Giorgio Gaber encontró una excelente teoría sobre qué es ser de derechas y qué de izquierdas. Lo cual tiene un mérito doble: lo logró con una canción, Destra-Sinistra, y el tipo es italiano. El único país donde un democristiano, Dario Franceschini, puede liderar al partido ex comunista, y un posfascista como Gianfranco Fini, encarnar la moderación de la derecha catódico-populista que gobierna Italia.

Pero lo que para Gaber era fácilmente catalogable (“darse un baño es de derechas, ducharse, obviamente, es de izquierdas; las películas de hoy son de derechas, si aburren son de izquierdas; no se sabe si la suerte es de derechas, pero la mala fortuna, ésa, ésa siempre es de izquierdas…” y aquí van sólo unas estrofas) se complica un poco más cuando hablamos de fútbol.

En España, que limita al norte, sur, este y oeste con sus propios prejuicios, nos han vendido un molde mental con la misma enjundia que una lasaña de microondas: el fútbol de toque es de izquierdas; el de brega, de derechas. La gauche caviar de Menotti y Valdano contra la fragua de maldades de los Bilardo, Mourinho o, aún peor, la colección de computadoras malignas de Rafael Benítez. Tiene su gracia la peli, con sus buenos buenísimos y sus malos malísimos (todos se han creído su papel y lo explotan a conciencia), y ofrece batallas épicas… pero a mí no me convence.

Vale que los personajes no ayudan (véase Capello y su oda al “cierto orden” de Franco), pero el canto al individualismo del mediapunta y el “a cada uno según su talento” a un servidor le parecen, modestamente, más tirando a liberales que el obrerismo del “todos iguales“, el “a cada uno según su esfuerzo” de Don Fabio y otros coroneles de la estirpe.

Destra e sinistra

Dino Zoff era hijo de agricultores y venía, casualidad o no, como Capello, del Friuli, esa buhardilla de Italia que vislumbra Austria al final del pasillo. Dino Zoff fue conocido como “la roca“ bajo los palos. Y el apodo también lo describía ante un micrófono. Donde cabía un monosílabo, sobraba el resto. Dino Zoff era de izquierdas, pero en vez de verbo florido tenía conciencia de clase. Por supuesto, Dino Zoff fue luego un entrenador de los de defensa y contraataque.

Berlusconi sabía de las ideas de Zoff. Y cuando Trezeguet, en plena prórroga, clavó la semivolea que le dio el Europeo de 2000 a Francia frente a Italia, soltó su todopoderosa ira (y el collar de sus medios rugientes y rabiosos) contra el taciturno del Friuli. Le faltaba fantasía. No tenía arrojo. Se había encerrado tras el 1-0 de Delvecchio. Era un cobarde y un indigno. Y, además, de izquierdas.

Veinticuatro horas después, Zoff entonó, por primera vez, algo más que un monosílabo. “Del señor Berlusconi no recibo lecciones de dignidad. No es justo que no se respete a un hombre que hace su trabajo con dedicación y humildad”. Acto seguido, dimitió. Y se fue a entrenar a la Lazio. Club, por cierto, históricamente de derechas. Muy de derechas.

Supongo que, a fin de cuentas, lo del fútbol de derechas o de izquierdas es una disquisición algo idiota. De eso ya se dio cuenta Gaber, que era un cantautor progre, aunque menos uniformado y más irónico que el resto de la casta de "cantautores-de-izquierda-de-los-setenta". Escribió Destra-Sinistra y luego terminó casándose con Ombretta Colli. Ex cantante y senadora de la derecha. Del partido de Berlusconi.