viernes, 18 de junio de 2010

Francia: perder una batalla, perder la guerra

Por Halftown (desde París)
Hoy hace exactamente 70 años, Charles De Gaulle exhortaba a los franceses a no rendirse jamás. Aquel “appel du 18 juin” desde la BBC londinense fue el primero de una serie de discursos destinados a mantener a flote la moral de un país que se iba a pique.

Anoche, los carros de combate alemanes no se paseaban sobre los Champs Elysées, pero reinaba el mismo ambiente. Sólo un grupo de mexicanos rompía el silencio, celebrando al grito de viva México cabrones -sin duda el mejor slogan publicitario que jamás tuvo un país- mientras se hacían fotos luciendo bandera tricolor frente al Arco del Triunfo.
Y eso que, por un momento, pareció que la Francia de Domenech iba a entonar su enésimo canto del cisne. Los bares estaban llenos. Más de 15 millones de franceses sintonizaron TF1. La Marsellesa sonó segura de sí misma. Incluso el capitán Evra dejó caer una lágrima al escuchar el himno de guerra francés.

Cuando por fin empezó la batalla, la pareja Gallas-Abidal fue tan estéril como la Línea Maginot. El equipo mexicano, como la Wehrmacht en 1940, pasó el rodillo sobre los franceses, que corrían como gallos guillotinados. Francia se iba de un Mundial en el que nunca debió estar.

Esperando a “Le Président”

Como dijo De Gaulle aquel lejano 18 de junio, nada está perdido para Francia. Los mismos medios que les han derrotado podrán devolverles un día la victoria. Cuando el heredero ideológico del Mariscal Pétain que tiene por entrenador se haya ido, Francia volverá a tener una razón para creer en sí misma.

Como Pétain, Domenech acabará sus días repudiado por su propio país. A diferencia del mariscal, el incapaz Raymond no tendrá mayor problema para encontrar asilo bajo el ala de algún emir con delirios de grandeza futbolística.
Su sucesor, el anhelado Laurent Blanc –apodado desde su época de jugador “Le Président”- tiene por delante la tarea de reconstruir un equipo hecho migas. Tendrá que jubilar a sus antiguos compañeros de armas Henry, Vieira y Gallas. Encontrar sangre fresca en Clairefontaine. Más importante aún, Blanc tendrá que empezar por encontrar una filosofía, un ideal para su equipo.

Hace 70 años, De Gaulle dijo que la guerra no había acabado tras la batalla de Francia, sino que era una guerra mundial. En efecto, hoy juega Inglaterra. Aux armes citoyens. The show must go on.

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