lunes, 27 de abril de 2009

La lista de Hiddink

Gert Hiddink, el segundo por la derecha en la fila de abajo (1949)

Por Rocheteau
Le llamaban el Stanley Matthews de Varsseveld, un pueblecito holandés de 6.000 habitantes a 10 kilómetros de la frontera con Alemania. Gerhardus Hiddink la pegaba de maravilla y le gustaba mandar en el campo. Pero en 1940 los nazis cruzaron la frontera. Entonces comenzó un partido diferente. Al contraataque.

Dos años más tarde, Gerhardus (Gert) Hiddink era el encargado de repartir los cupones de racionamiento. Alegaba falsos robos o modificaba los censos, exagerándolos, para conseguir más comida, que luego llevaba a las familias judías cobijadas en granjas de los alrededores. A tres de ellos incluso los ocultó en su propia casa durante buena parte de la guerra.

Cuando Guus Hiddink (el tercer hijo de los seis de Gert) era un recién nacido, el general Eisenhower colgó en el pecho de su padre una medalla. No por lo hasta ahora relatado, sino por haber salvado a dos pilotos, un americano y un británico, de los casacas grises de la Wehrmacht. Sus aviones fueron derribados y ellos lograron saltar en paracaídas. Cuando los nazis y sus perros llegaron al paraje, un holandés espigado y de carrillos sonrosados se les había adelantado en su bicicleta.

¿Era un comunista concienciado del peligro fascista?, ¿un resistente que actuaba para devolverle la independencia a su patria? No. Era un buen tipo. Un holandés valiente que sólo quería volver a jugar al fútbol. Era Gert Hiddink.

Árbitro hasta los 75

Ahora se entiende mejor por qué le echó su hijo Guus un par, en 1992, cuando dijo que el partido no comenzaba si no desaparecía de uno de los fondos una esvástica colocada por los habituales tarados de brazo tieso (en este caso, ultras del Albacete, equipo visitante). Guus no se jugaba el pellejo, como su padre. No fue una cuestión de valentía, como dijeron los periódicos, sino de educación.

En la Europa liberada, Geert pudo seguir haciendo lo que más le gustaba. Fue jugador hasta los 40. Árbitro hasta los 75. El mejor entrenador que tuvo Guus Hiddink, a decir de otro de sus vástagos. Y hasta le dedicaron un puente en su pueblo, el Hiddinkbrug.

Su hijo, Guus Hiddink, fue un jugador de vuelo medio que colgó las botas en los San José Earthquakes del soccer yankee. Como entrenador ha dirigido seis equipos (entre ellos el Real Madrid y el Valencia) y cuatro selecciones. Y mañana sus chicos del Chelsea retan al Barca en el Camp Nou.

Uno sabe que el Barca es el Edén FC, descendido de los cielos para redimirnos del pecado del sudor y el pelotazo. Que Guardiola parece recortado de esas revistas de aeropuerto donde los trajes no tienen arrugas. Y que el Chelsea es tan antipático como para poner de acuerdo (en su contra) a los aficionados de todos los demás equipos. Pero yo quiero que ganen los de Londres.

Aunque sólo sea para darle un alegrón a un jubilado de 92 años que verá el partido desde su televisor en Varsseveld. Un buen tipo. Un holandés valiente.

5 comentarios:

  1. Sencillamente sublime.

    El segador de Las Avenidas

    ResponderEliminar
  2. A mí siempre me cayó bien Hidink. Ahora me caerá mejor todavía...

    ResponderEliminar
  3. Emociona y alegra que existan seres humanos como Gerhardus Hiddink. Admirable y ejemplar.
    Gracias por ser así, Gert y Guus.

    ResponderEliminar
  4. Sólo hay dos cosas que se me ponen tiesas muy de vez en cuando:
    1º Un miembro de cuyo nombre me acuerdo perfectamente, pero no quiero decirlo porque ya os lo habríais imaginado antes de yo lo dijera.
    2º La emoción cuando leo cosas como La lista de Hiddink.
    Una manera culta e inteligente de hacer periodismo deportivo.
    Por dar un alegrón a un jubilado de 92 años, yo también quiero que ganen los de Londres al Tedén, FC Barcelona. Perdón, Edén FC.
    Enhorabuena, Rocheteau. Te imagino también un buen tipo y valiente, sin saber de dónde eres.

    ResponderEliminar
  5. Por cierto, otro detalle de Hiddink que no has comentado, aqui cuando fue entrenador del Valencia C.F., en un partido en casa (Mestalla), se negó a que los jugadores salieran al campo hasta que no obligaran a un miembro de los Yomus (seccion ultra del valencia c.f.) a retirar una bandera con una gran esvastica.

    ResponderEliminar