Anders Fogh Rasmussen, nórdico y liberal –una combinación tan rara en política como en fútbol Sestao y tiqui-taca--, debería haber sido elegido presidente de la FIFA. Por desgracia, nos lo acaba de robar la OTAN.
Para acceder al cargo, Rasmussen ha conseguido superar el cerrojazo de Turquía sólo en el minuto 90 y de penalti. Su pecado, sin cursiva para algunos, ser tan impío como para creer que alguien que pinta caricaturas puede descojonarse de lo que le plazca. Incluido Mahoma.
Nos ahorramos el recordatorio sobre la crisis que desataron las 12 caricaturas de Mahoma publicadas en el diario danés Jyllands Posten, que en los blogs se premia la brevedad y para eso inventó Ted Nelson (no Dios) el hipertexto, pero merece la pena recordar una frase de Rasmussen, en pleno frenesí ascético de bondadosos creyentes deseosos de pasar por la cimitarra a los infieles del carboncillo:
“En Dinamarca existe la libertad de opinión y de prensa. En ese marco legal,Y una desvalida camiseta de fútbol, ¿también puede merece la libertad de expresión? Sí, pero no tiene nadie que la defienda. Si el danés Rasmussen se sentase en la poltrona de Blatter, los seguidores del Inter y del Huesca podrían sentirse más tranquilos.
cada quien puede expresarse como quiera”
Resulta que ambos clubes comparten un mismo pecado (ya hemos dicho que sin metáforas ni cursivas que valgan): lucir en sus segundas zamarras la católica cruz de San Jorge.
Tres de los templarios
Los italianos tuvieron que soportar una petición (con cierto eco en el país otomano) a la UEFA para que anulase su victoria contra el Fenerbahçe en 2007 porque esa indumentaria de “templarios” era un canto a las cruzadas. Y, claro, así cualquiera le mete tres en San Siro al Fener [en el partido de ida, los interistas, conscientes de que podía molestar el símbolo, jugaron con la nerazurra... y palmaron 1-0].
En el caso de nuestros aragoneses, fue el Seminario Permanente sobre Migraciones Internacionales y Extranjería (así, sin comas y de carrerilla, para impresionar) el que alertó de que la equipación oscense (por cierto, récord de ventas) “contraviene la normativa antiviolencia” y pasó nota a FIFA y UEFA.
No son los únicos intentos de ponerle un cinturon de castidad al fútbol. En la petrolada y riquísima Arabia Saudí, la mutawa (policía religiosa) prohíbe vender las camisolas herejes del Barça, el Real Madrid y el Sevilla. « ¡No problem, my friend! ». Los grandes las tunean en todo el mundo musulmán para pasar el cásting hallal y no perder los amistosos chorras de junio con los que hacen caja.
El Real Madrid, por ejemplo, arranca el crucifijo que orna la corona de su escudo. El Barça quita del suyo la pequeña cruz de San Jorge (futbolero total, el amigo cruzado). FNF no ha conseguido saber si los andaluces le ponen un esparadrapo al San Isidro, al San Leandro y al San Fernando de su emblema.
Ahora sólo queda que el Braga portugués (cuyos jugadores son apodados "los arzobispos"), cuarto en su Liga, alcance la Champions y termine jugando contra el Inter de la camiseta infiel. Habrá que acabar pidiendo a la OTAN de Rasmussen que proteja el partido. Tweet
Amigo Rocheteau, como bien sabes el primero en llevar esa zamarra fue el equipo de la Ambrosiana, es decir, la versión fascista del Inter. Un nombre como Internazionale no podía ser del gusto del Duce Mussolini. Por eso le cambió la denominación y le hizo adoptar esa indumentaria con el líctor (símbolo de los camisas negras) en el centro de la cruz.
ResponderEliminarSólo apto para historiadores del fútbol y nostálgicos:
http://www.toffs.es/detailview.php/Calcio/Ambrosiana/Maglie/storiche/4227