jueves, 1 de diciembre de 2011

El Spiderman de Saint Etienne se resiste a jubilarse

Por Halftown
Además de por la deportación masiva de rumanos y por sus arrumacos con Angela Merkel, si por algo será recordado el gobierno Sarkozy en Francia es por el aumento de la edad de jubilación, que pasa de 60 a 62 años. A Jérémie Janot todavía le queda mucho tiempo para alcanzar esa edad, pero se acerca a su equivalente futbolístico.

Jérémie Janot, un portero de esos capaces de sacar una mano mágica para acto seguido hacer una pifia épica, llegó en 1993 al Saint Etienne. Por ponerlo en perspectiva, lleva en el club desde que el PSG se ventiló al Madrid en la UEFA o que nació el athleticzale Jonas Ramalho.

Un tipo que apenas levanta 176 centímetros del suelo no podía tener una carrera fácil como portero. De hecho, Janot se pasó sus primeras temporadas en viendo los toros desde la barrera. No fue hasta 2002, con el equipo en segunda y 25 años cumplidos, que consiguió hacerse con un hueco de titular en el once del Sainté.

Desde el retorno del club a la Ligue 1, Janot atrajo la atención de la Francia futbolera más que por sus paradas, por sus excentricidades: en 2004 se hizo un tribal en la parte de atrás de su cabeza rapada que, cuentan, significa « fuerza y determinación ». El diseño del tatuaje se lo copió a su gran ídolo, el brasileno Wanderlei Silva, luchador de Free Fight (una mezcla de artes marciales y boxeo en la que se reparten hostias como panes) cariñosamente apodado « El Asesino del Hacha ».

Portero, populista y politico

Internacionalmente, sin embargo, Janot es conocido por su disfraz de Spiderman con el que apareció a jugar un partido la temporada 2004-2005, mascara en la foto pre-partido incluida. En medio del show, a Janot le dio tiempo a establecer un nuevo récord de imbatibilidad como local en la Ligue 1, al pasarse 1534 minutos sin encajar un gol en el estadio Geoffroy-Guichard. Incluso llegó a sonar para la portería de la selección francesa, como sustituto natural de otro payaso bajo palos como Sebastien Barthez.

La afición del Saint Etienne, aburrida de coleccionar temporadas grises desde los años en que Rocheteau y Platini vestían de verde, disfruta con la personalidad de Janot. Y él aviva el fuego a base de demagogia populista a cada derbi contra el Olympique de Lyon.

Quizá también sea por populismo –desde principios de noviembre se esta construyendo una segunda mezquita en la ciudad- que Janot lleva un tiempo flirteando con la idea de hacer un ribéry y convertirse al islam.

Esta temporada, con el fichaje del ex del descendido Monaco Ruffier, Janot ha dejado de jugar. Asumido su nuevo papel secundario pero con mono de partidos, el portero ha buscado uno político apoyando al candidato del centrista MoDem, François Bayrou. Paradójica elección: Bayrou votó en contra de retrasar la edad de jubilación de los franceses.