martes, 14 de diciembre de 2010

Krasic y el puente roto entre Serbia y Kosovo

Por Rocheteau
Nuestra historia empieza con una frase simple: Kosovsko Mitrovica era una ciudad con dos puentes. Pero estalló la guerra de Kosovo. La dinamita voló en pedazos el puente del oeste en 1999. El odio y los francotiradores inutilizaron el puente del este. Y la vida, como las frases, dejó de ser simple en Kosovsko Mitrovica.

Milos Krasic, extremo izquierdo de la Juventus, entonces era sólo un chaval y todavía recuerda cómo los miles de serbios que vivían al sur del puente se mudaron al norte, y tantos vecinos kosovares partieron al sur, cuando empezaron las miradas aviesas. Siguieron los linchamientos. Luego se impusieron los tiros. “Antes, cruzar el puente era normal. En el otro lado tenía compañeros de escuela. Hasta 1999 no fue una ciudad dividida”.

Krasic dejó de ver a sus amigos del otro lado y quedó una línea de aire sobre el río Ibar, una frontera hecha de nada, que se convirtió en el confín mental de dos pueblos enfrentados. De la nada hacia el sur, Kosovo. De la nada hacia el norte, Serbia. Y lo que era una ciudad con dos puentes, sus 15.000 serbios al norte y sus 65.000 kosovares al sur, se convirtió en la primera trinchera de la guerra.

Este domingo Krasic salvó a la Juve ante la Lazio con un gol en el último minuto. Krasic, el hombre “casi”. Casi tan bueno como Nedved, casi tan desequilibrante como Nedved, casi con el disparo de Nedved, casi con la melena tan tupida como Nedved…

A esa misma hora, cerraban los colegios electorales de Kosovo en las primeras elecciones de su historia. Las ganó un oscuro personaje, Hasim Thaci, ex líder del Ejército de Liberación de Kosovo (EKK), acusado ayer por el diario británico The Guardian de haber organizado una red criminal de tráfico de armas y órganos humanos (extraídos, por si alguien necesita detalles, a los prisioneros serbios de la época) y de seguir controlando el crimen organizado en una zona con elecciones pero todavía sin ley.

Con Jovanovic bajo las bombas

Pese a todo, los buenos siempre fueron los kosovares. Los malos, los serbios. Por eso el 17 de febrero de 2008 la comunidad internacional, tan enemiga de los secesionismos, terminó permitiendo la discutible independencia de Kosovo (que, si no es Serbia, es Albania pero no un país independiente).

Seguramente los serbios son tan malos como nos contaban. Pero los kosovares quizás no tan buenos. El caso es que cinco años después de la reconstrucción (con un rígido reclutamiento de un obrero kosovar por cada obrero serbio) del ahora flamante puente oeste de Mitrovica, los serbios de la mitad norte siguen pensando como Krasic: “Sé que hay mucho odio pero entiendo que los serbios sigan pensando que Kosovo forma parte de su patria. No quieren sentirse extranjeros en su propia tierra: pelearán por seguir allí”.

Estas declaraciones de Krasic, por cierto, abrieron el suplemento de deportes del diario italiano “La Repubblica”. Imaginemos, ¡oh, sacrilegio!, una entrevista política con un futbolista serbio ocupando el lugar de Xavi, Cristiano, Pep y Mourinho en las aperturas de nuestras secciones deportivas.

Con 14 años, Krasic partió a Novi Sad, para jugar en la Vojvodina. Con Jovanovic, hoy en el Liverpool, subieron al techo de su residencia. Allí vieron cómo las fuerzas de la OTAN volaban el puente de la libertad que unía las dos orillas de la ciudad. Jovanovic le convenció para que se resguardaran. Krasic seguía allí, petrificado. “Tenía más miedo por los demás que por mí”, dice hoy. No era la primera vez que veía un puente saltar en pedazos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Mediapunta y apadrinado por Cosa Nostra

Por Rocheteau
El 29 de junio de 2010, el Tribunal de apelación de Palermo condenó a siete años al todavía senador Marcello dell’Utri, mano derecha de Silvio Berlusconi, por “participación externa en asociación mafiosa”. El juez consideró probado que Dell’Utri era el enlace entre Totò Riina, Bernardo Provenzano y su jefe, a la sazón presidente del Milan, Silvio Berlusconi.

Tres semanas antes, Gaetano d’Agostino, hábil centrocampista ofensivo del Udinese, firmaba su nuevo contrato de tres años con la Fiorentina.

¿La relación entre ambos hechos? Rebobinemos 16 años en el metraje de la enfangada política italiana y empleemos sólo declaraciones bajo juramento del proceso a Dell’Utri.

En 1992, según comprobó la polícía en la agenda de Dell’Utri, éste habría recibido un aviso de un comerciante de nombre Carmelo Barone, del barrio palermitano de Brancaccio, sobre la necesidad de probar en el Milan a Gaetano D’Agostino, de entonces 10 años, como pago de unos favores.

En diciembre de 2003, Giuseppe d’Agostino, padre de Gaetano, habla con los hermanos Graviano, dos “boss” mafiosos prófugos de la Justicia que escondía en su casa. Es decir, ante los ojos de su hijo. Como moneda de cambio sólo pide una prueba para su hijo en el Milan, según explicó en el aula judicial el fiscal general.

En el 1994, los Graviano activan la maquinaria y hablan con su enlace Dell’Utri. Berlusconi es el puente de la política, pero también del fútbol. Bajo testimonio, Francesco Zagatti, uno de los responsables de la cantera rossonera, reconoció que el senador fue quien les dijo que había que ver a ese chaval siciliano que marcaba goles como uvas en las categorías inferiores del Palermo.

En enero, el crío D’Agostino se enfunda las botas en Milanello y, amenazas mafiosas aparte, encandila a los preparadores del club lombardo. Ese mismo día, la policía detiene en Milán, donde habían acompañado al pequeño, a su padre Giuseppe y a los dos hermanos Graviano. Lo que ahuyenta a los dirigentes milanistas que deciden correr un tupido velo y no fichar a D’Agostino, quizás para no relacionar de forma más directa a Dell’Utri con los arrestados.

Destino final: Fiorentina

D’Agostino pasó por la Roma, triunfó en el septentrional Udinese, lejos de las tierras de Cosa Nostra, y fue hasta internacional. Ironías del destino, el Milan estuvo a punto de ficharlo el pasado verano por unos cuantos millones de euros, aunque al final se lo llevó la Fiorentina.

La cuestión ya saltó a los medios hace un año, aunque quizá no con tanto detalle. La novedad es que se acaban de conocer los detalles de la sentencia. En su argumentación, el juez culpa a Dell’Utri de complicidad con la mafia, pero lo absuelve de los delitos más graves (un pacto electoral entre Berlusconi y los jefes mafiosos y la complcidad en los atentados del 92 contra Falcone y Borsellino) pero también de haber intentado enchufar a Gaetano D’Agostino. A pesar de la confirmación de los responsables de la cantera, de la agenda de Dell’Utri y del resto de pruebas.

Silvio Berlusconi ha sido objeto de investigación en 21 procesos judiciales. Tres veces se salvó por prescripción del delito. Dos por amnistías gubernamentales. Siete veces fue absuelto. Siete procesos más fueron archivados. Quedan tres en curso, uno de los cuales (el caso Mills, el más grave) ha intentado anular con dos leyes ad personam en la presente legislatura. Nunca ha sido condenado por una sentencia firme.

Lógicamente, no hay duda de que a Gaetano d’Agostino la mafia nunca intentó ‘enchufarlo’ en el Milan a través de Dell’Utri. Lo dice la Justicia. No seais malpensados.

martes, 23 de noviembre de 2010

Córcega, fútbol a ritmo de kalashnikov

Por Rocheteau
Estamos todos de acuerdo en la profunda trascendencia de 22 tipos disputándose un balón a patadas. Me pregunto entonces qué es el fútbol salpimentado con ráfagas de kalashnikov por el control del tráfico de drogas (¿y del fútbol?) en el sur de Córcega. Un lugar donde el tiki-taka no es un estilo de juego, sino el sonido del percutor.

El AC Ajaccio es un club ascensor de la Ligue 1 francesa, que lleva cuatro años ya encallado en la Segunda y no paladea el éxito desde que partiese Sebastián Squillacci, a principios de la década. “Un populu, una cità, una squadra”, reza su lema. El Athlétic Club Ajaccio, a pesar de su anglófona denominación, trasuda nacionalismo corso y su presidente, desde julio de 2008, es un tal Alain Orsoni. Algo así como si Arnaldo Otegi presidiese dentro de unos añitos la Real Sociedad (ambos, por cierto, tienen en sus currículos sendas condenas por apología del terrorismo).

Orsoni se dio a conocer en 1975 en la acción contestatario-terrorista fundadora del movimiento indepentista corso, en la que murieron dos gendarmes. Fue arrestado años más tarde por ametrallar la embajada de Irán, como miembro del Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC). Y ésos son sólo algunos de sus méritos como gudari mediterráneo.

Es cierto que el independentismo corso siempre ha estado teñido con ribetes de mafia pseudo-marsellesa más que de movimiento con reivindicaciones políticas, al estilo de ETA o el IRA. Escisiones, guerras internas por el control de los tráficos de armas y drogas, peleas clandestinas… de las que Orsoni, más cuco que otros convencidos compadres, se salió a mediados de los 80 para dedicarse a la política y a sus florencientes negocios. A su hermano no le dio tiempo. Militante del FLNC, lo asesinaron en el 83. Su hijo lleva 14 meses en la clandestinidad y la policía lo considera sospechoso de asesinato. Pero Alain Orsoni no hay partido que no disfrute en el palco del Stade François Coty, que los nacionalistas prefieren llamar Timozzolo.

De ex terrorista a presidente del Ajaccio

Si este grupo de ex terroristas y hampones se hubiese dedicado al transporte de flores o la venta de piscinas prefabricadas, este artículo no tendría razón de ser. Hete aquí que Orsoni y sus amigos, entre ellos Antoine Nivaggioni, montaron, ¡oh, sorpresa!, una empresa de servicios de seguridad. Tenían callo.

Ni qué decir que les llovieron clientes solícitos y entusiastas sin cartas de extorsión ni otros gastos de franqueo postal. La gente entendió a la primera que era mejor que pagar el impuesto revolucionario, además de forma legal y hasta te ponían un ‘segurata’ en la puerta.

El dinero llama al dinero, y el dinero al cuadrado, al mal gusto y al fútbol. Este viejo adagio marbellí se cumplió al dedillo con Orsoni y Nivaggioni, notos futboleros, notos ex terroristas y, después, notos presidente y directivo del AJ Ajaccio, respectivamente.

El 22 de octubre pasado, jugadores del AC Ajaccio, con sus banderas bretonas blanquinegras en ristre y una foto gigante en el centro del terreno de juego, rindieron homenaje a Nivaggioni. ¿Por qué? El 18 de octubre, dos encapuchados que saltaron de una camioneta lo machacaron a ráfagas de metralleta, mientras un tercero lo remataba surgiendo de un portaequipajes instalado en el techo del vehículo. A la corsa.

Mediocentro sin clase pero con gatillo

Nivaggioni, otro balarrasa, se fugó en 2007, la víspera del día en que la Policía había decidido detenerle. Catorce meses vivió escondido de la Justicia. En enero de 2009 fue detenido y en septiembre puesto en libertad por un error de procedimiento.

¿Qué tiene que ver todo esto con el fútbol? Aparentemente nada, pero…

El 18 de octubre, la policía francesa detuvo a tres hombres como cómplices del asesinato. Entre ellos Christophe Ettori. Uno de esos tipos con capacidad para ser futbolista. Y sin talento para ser un futbolista. Eso que en las divisiones inferiores se llama mediocentro pero resulta ser todo lo contrario a Xabi Alonso. Con la edad, seguía sin talento, pero además sin velocidad. Y se reconvirtió en defensa central.

Ettori dividió su carrera entre la segunda y la tercera, jugó en Toulon, Toulouse y Créteil y llegó a probar en el AEK Larnaca chipriota. En 2007 recaló en el Gazélec Ajaccio, club de regional donde este año comenzaba como director técnico. El Gazelec es el rival emotivo en Ajaccio del AC (fueron fundados ambos en 1910), aunque a años luz en nivel deportivo. Ettori no podía ni ver a Nivaggioni, de un clan rival, en lo nacionalista, y en lo futbolístico. Ahora ve los partidos del Ajaccio en la televisión de su celda.

¿Qué tiene esto que ver con el fútbol? Seguramente nada, pero es mucho más interesante que 22 tipos disputándose un balón a patadas.

sábado, 7 de agosto de 2010

Vaticano vs Calcio: más rezos y menos Eto'o

Por Rocheteau
Desde luego que la Iglesia es una máquina de comunicación bien engrasada. Porque en plena resaca de los escándalos por la ocultación de violaciones en masa y worldwide por parte de seminaristas, curillas, señores párrocos y doctos obispos; con el islam y los evangélicos comiéndoles la tostada en las capas populares del Tercer Mundo y la COPE a punto de arrebatarle a Larry King y Christiane Amanpour a la CNN para su nueva temporada, la verdad es que hay que tener gente disponible para lanzarse a una cruzada contra los horarios del calcio.

En un arrebato florentiniano, a los dirigentes del fútbol italiano, les entró un ataque de cordura marketiniana para intentar arrebatarle algo de cuota de mercado a la Liga y la Premier (muy por encima en audiencia mundial) y decidieron fijar un partido semanal los domingos a las 12.30. De rebote, luchaban contra la violencia creciente en los estadios italianos, con una táctica british: a esa hora no hay borrachos, los críos no tienen problemas de horarios y se favorece el fútbol como espectáculo para todos los públicos.

Hete aquí que a la Santa Madre Iglesia no le gusta que el doblar de las campanas dominical se confunda con los alaridos del gol. Como luego los del AS nos acusan de manipuladores, y no queremos un conflicto semejante con el Vaticano, que lo explique Carlo Mazza, obispo de Fidenza, director de la Fundación Juan Pablo II para el Deporte y encargado en la Conferencia Episcopal Italiana de la pastoral tiempo libre, turismo y deporte (en el currículum no se precisa si con o sin sotana): “Creo que este anticipo a las 12.30 es verdaderamente deletéreo [adj. mortífero, venenoso. U. t. en sent. fig.] desde todos los puntos de vista, tanto para los jugadores que salen al campo como para la familia, el mayor problema”.

“Con partidos los sábados y los domingos, este untar fútbol en todo el tiempo del hombre y del domingo me parece forzado ”. Todo un hallazgo eso de “untar fútbol en el tiempo del hombre”, pero al Lyssavetzky vaticano le traiciona la insinceridad. No se atreve a decir que si ya va poca gente a misa, en competencia con el fútbol, los bancos de las iglesias van a parecer el estadio del Cosenza en un partido de Copa.

Pero para eso está Clauido Giuliodori, ex futbolista de Tercera y a la sazón obispo de Macerata: “El problema no es la misa. Nos parece excesiva la extensión de manifestaciones a lo largo del domingo, en perjuicio del tiempo para la familia, para las actividades sociales y para el rezo”. Claro, porque ahora que no hay fútbol a las 12.30, no se ve un italiano por la calle a esa hora: están todos de rodillas musitando salmodias.

Al infierno, con Gol TV

No es la primera incursión de la Iglesia contra el belcebú de las masas. Ya consiguieron (leer “No te cagues en Dios que gana la Juve”) que, a partir de esta temporada, una mínima blasfemia equivalga a una tarjeta roja. Los fanáticos de la acera de enfrente ya intentaron prohibir la camiseta del Inter (y del Huesca). Y en Israel, los de las trenzas ya intentaron forzar que la selección no juegue en sabbath.
Hace 15 años, la Iglesia italiana ya se levantó contra el horario de un partido, un peligrosísimo Atalanta-Udinese, jornada 30º, porque coincidía, a las 20.30h, con el Via Crucis del viernes santo. Al final, los del sagrario se salieron con la suya y el encuentro fue adelantado a las 18 horas.
A mí, personalmente, el domingo siempre me pareció un coñazo. No tengo nada en contra de que la gente se vista de negro y canten cogidos de las manos. Ni siquiera me parece peor ser monaguillo que boy scout. ¿Por qué la obsesión de las religiones en limitar la libertad? ¿Podrían dejar de preocuparse por nosotros, catetos desposeídos de luz divina, atávicos materialistas, embebidos hinchas furibundos en busca de nuestra dosis de pan y circo?

Si tan necesitado está el hombre de espiritualidad, que nos dejen elegir. Porque yo veo más inspiración divina en un control de Messi que en la casulla de un panzudo moralista. Y no me importaría ir al infierno si tienen Gol tv.

Igual, 15 años después, muerto el Papa que fue portero, Italia ya es capaz de decidir por sí misma a qué hora se juega un simple partido de fútbol. Y que en el Vaticano a alguien se le escape: “Con el calcio hemos topado”.

domingo, 1 de agosto de 2010

Sarkozysmo futbolero: a la guerra, sin cascos

Hoarau, delantero PSG: "Critica, chucho, que no te escucho"
Por Rocheteau
Una epidemia de ley y orden se cierne sobre el fútbol francés. Los chicos malos que tiraron el Mundial por el desagüe en Sudáfrica han despertado una inesperada ola de sarkozysmo futbolístico. Los hinchas gritan: “¡mano dura con los niñatos!”. Y hay un presidente que ha decidido una vía intermedia entre el florido pensil y los famosos por su poca dulzura CRS (antidisturbios franceses): prohibir la estética rapera de los futbolistas franceses y empezar por los horrendos cascos XXL con los que escuchan música a todas horas.

Michel Guyot, presidente del recién ascendido Brest, fue el primero en sacar las espuelas. “La gente está harta de esos cascos y del desdén que suponen en público. Cuando nuestros jugadores salgan del autobús o del avión con los cascos les caerá una multa. En contacto con los hinchas, entonces estarán terminantemente prohibidos”.

El ejemplo de nuestro amigo Guyot, impagable: “Cuando Thierry Henry fue a ver al presidente de la República (Nicolas Sarkozy), no se los puso. En cambio, durante el Mundial no se los quitó. Eso significa que hay gente a la que se respeta, y yo deseo que nuestros espectadores lo sea”.

Es innegable que los franceses han hecho un mundial de mierda. Vale. En la selección nacional hay cuatro o cinco (de ellos, uno jugó en el Real Madrid y otro estuvo a punto de hacerlo) que si no hubiesen acabado corriendo delante del lateral habrían terminado haciéndolo delante de un gendarme. Vale. Y la mayoría de ellos necesita una educación o, en su defecto, un par de consejos sobre a) cómo comportarse, b) cómo vestirse, c) cómo hablar.

Pero pensar que prohibir los cascos de aparcaaviones va a servir para que estos chicos encuentren la recta vía es como si el presidente de la Federación Italiana prohíbe la gomina en los cráneos de los internacionales para que escarmienten después de su patético paso por Sudáfrica. Dicho lo cual, el trauma sería insoportable para algunos. Pero no creo que obedecieran más al entrenador ni que Iaquinta de repente supiese usar los pies.

Como camellos de The Wire

Lo que hace la Ligue 1 es simplemente copiar a la NBA, cuando David Stern decidió que tener una pléyade de estrellas vestidas como camellos de The Wire, portando armas en la guantera y fumando marihuana igual no era un buen negocio. Yo el argumento lo pongo en duda. Pero, en cualquier caso, Stern les obligó a ir vestidos “como Dios manda”, que se dice por aquí. Traje, corbata... y luego les siguen pillando con armas en la guantera y fumando marihuana, pero eso ya no hay quien lo controle.

En Francia no se trata de una decisión de la Liga, sino de cada club. Pero la medida del presi bretón gustó tanto que los demás se han subido al carro enseguida. El Olympique de Marsella también ha prohibido los famosos cascos del iPod en público. “El fútbol tiene que salir de la torre de marfil. Hay que hacer esfuerzos para abrirse a los que están a nuestro lado. Eso pasa por gestos simples”, dice Jean-Claude Dassier, presi del equipo marsellés, imitando a un psicólogo de programa de radio. Una teoría compartida por el nuevo seleccionador nacional, Laurent Blanc.

¿Y qué opinan los jugadores? Pues un tipo cabal como Mamadou Niang, al que además le gusta llevar cascos (ver foto izqda), considera que se trata de una chorrada efectista: "El año pasado, escuchando música en los cascos, ganamos el doblete en Marsella. Es para concentrarse. dicen que es porque daña nuestra imagen. La verdad, no veo la relación. No es culpa nuestra que Francia jugase mal en Sudáfrica. Además, no creo que por quitarse los cascos vayan a ganar el próximo Mundial".

Otros hasta lo han defendido, como el de Lorient, Loïc Fery: “Para el jugador, es una forma de entrar en una burbuja y concentrarse para el partido”. Pero el único que ha puesto un poco de sentido común sesentayochista es Gervais Martel, presidente de Lens: “Con una prohibición, pasamos de un extremo al otro. Mis jugadores no son imbéciles y entienden la necesidad de abrirse más el público”. Si la afirmación es cierta y sus jugadores no son imbéciles, vaya suerte tiene el presidente del club nordista. Lleven o no lleven cascos de aparcaaviones.

domingo, 18 de julio de 2010

Dudek, un minero que no da ni chapa

Por Rocheteau
No entiendo qué le ha picado a los niños de esta época. Todos empeñados en broncearse como Cristiano Ronaldo, en soñar ser como Lionel Messi, en imitar a Iker Casillas (por motivos obvios). Estos mocosos no saben lo que es la vida. Si lo supieran, responderían sin pestañear: “Yo de mayor quiero ser Jerzy Dudek”.

No sabe lo que es un paparazzi. Sigue engordando su palmarés. Se sopla más de un millón de euros anuales. ¿Su trabajo? Calentar a Casillas una vez a la semana los domingos por la tarde y ponerse un chándal cada mañana para que los jugadores del Madrid sean pares en los partidillos.

¿Os habéis fijado en la sonrisa de Dudek? Beatífica. Celestial. Como de niño al que acaban de regalar su primer balón. Normal. El amigo ha jugado un partido de Liga en dos años, fue el portero del Alcorconazo y, con 37 palos, recibe una llamada del Real Madrid para renovar otro año más. Como para no sonreír...

Pero esa sonrisa esconde una historia que leí en un en un Fourfourtwo . Quizás Dudek sonríe porque nunca ha olvidado lo que le esperaba de no haber sido futbolista: un rostro lleno de hollín, una vida empujando camionetas y aspirando gases, una enfermedad respiratoria y probablemente una muerte entre los 50 y los 60. Y es que Jerzy fue minero.

Cuando tenía 17 años y jugaba de portero amateur en el club de su pueblo, Knurow, Dudek bajaba a la mina de carbón dos veces por semana como aprendiz. Lo explicó él mismo en The Guardian, cuando le preguntaron "¿Dónde estarías si no fueses futbolista?". "Probablemente, 60 metros bajo tierra. La minería está en nuestra sangre y estamos orgullosos de ello. Toda la gente que conocía eran mineros. En mi familia todos eran mineros".

Su precio: dos mineros

Le quedaban dos semanas para terminar las prácticas y convertirse en un currela más en la mina, cuando lo fichó un club de Tercera. Su precio: dos mineros. "El presidente me compró a cambio de dos aprendices de la mina que jugaban en ese club".

"La primera vez que bajé a la mina me sentí un guerrero. En mi pueblo, había 8.000 habitantes y todos trabajaban allí. No es sólo un trabajo, La gente lo adora. Es su identidad". No me lo imagino al bueno de Jerzy comentando la cuestión con los armanizados Guti o Beckham.

Todos los que conocen el vestuario del Madrid dicen que Dudek "hace grupo". Quizás eso también le viene de su pasado minero. "En la mina no puedes sobrevivir sin tu compañero. La gente se ayuda. Estamos todos unidos".

Y aunque no se le recuerda una buena parada en el Real Madrid, el tipo no pierde la fe. También cuestión de mineros. "La minería es como una religión y la religión es una parte de la minería. Los polacos son muy católicos y tienes que creer en algo si vas a bajar ahí todos los días. Tienes que pensar que Dios está de tu lado".

Por eso Dudek alucinó el día en que el verdadero ídolo polaco, Juan Pablo II (que en su juventud también fue guardameta) le recibió con motivo de un Italia-Polonia. Dudek, que ya había ganado la Champions (en aquella tanda ante el Milan donde resucitó los mimos simiescos de Grobelaar) y fue el elegido para entregarle al Papa una camiseta con su nombre a la espalda y, claro, el número uno. El portero del Madrid estaba tan nervioso... que la perdió en el trayecto al Vaticano.

Milan Baros, acojonado

Cuenta Dudek que él nunca se dio cuenta de lo que verdaderamente era una mina hasta que, ya futbolista invitó a varios amigos a su pueblo y organizó un descenso con Baros, Srmicek y otros. "Salieron acojonados. Es oscuro, estrecho y peligroso... pero un minero no piensa cada día en el peligro. Si no, no bajaría". Algo así como un portero no piensa que el Alcorcón te va a meter 4. Si no, no volvería a ponerse los guantes.

La verdad es que los mineros, esos carasnegras jugándose la vida por cuatro duros (zlotys, en el caso de los Dudek), siempre han suscitado la admiración del inconsciente colectivo. Unos pensarán en Los Miserables, otros en el "y templé mi corazón a pico y barrena", a cada cual lo suyo, pero los mineros han sido siempre algo así como los espartanos contemporáneos.

El fútbol tiene su ración de mineros: Raymond Kopa, el francés de origen polaco, trabajaba en la fosa 3 de la mina de Noeux, o Bill Shankly, el alma del Liverpool.Y ese misticismo tiznado de las minas ha convertido también a Tuilla en el pueblo más famoso de España. Pero Villa nunca bajó a las galerías. Era un travieso que no daba palo al agua, aunque su abuelo se llamase Trotsky y sacase el carbón a mordiscos de las entrañas asturianas. Dudek sí sabe lo que es apretar el botón y sentir el traqueteo mientras van pasando galerías.

Por eso el polaco sonríe en todas las fotos como el chaval al que le acaban de regalar su primer balón. Por eso el tío disfruta de su jubilación pagada por Florentino. Por eso está encantado de tener el mejor trabajo del mundo.

sábado, 10 de julio de 2010

El pulpo Paul y otras diez tontunas ibéricas

Por Rocheteau
Con cada articulito simpático, con cada segundo de telediario, con cada Antonio Burgos haciendo metáforas políticas inspiradas en el pulpo Paul, consiguen que desarrolle pensamientos sádicos como desear que gane Holanda. Para que le den por culo al pulpo y a su legión de groupies, mitad hare-krishnas mitad red-necks ibéricos.

Y en cuanto a que Cuatro lo retransmita en directo... me parece el primer efecto secundario del aterrizaje de la próstata berlusconiana en la tele de Prisa. No sé qué ocurriría si Franco viviese, pero con Polanco a los mandos, alguno (¿o quizás sería mejor decir alguna?) habría perdido afortunadamente su puesto de trabajo.

Es inevitable que te guste el pulpo Paul si...

- Si crees que Lama y Carbonero escriben sus artículos y, sí, te gusta escuchar a Manolete.

- Si eres de los que hace la ola y saludas cuando te ves en el videomarcador (al menos, Forrest, la próxima vez saluda mirando a cámara, no al marcador)

- Si te parece que Higuaín es fallón, Casillas el mejor portero del mundo, que Touré Yaya sobra en la banda, que Simao da profundidad al Atlético y que no hay afición en Europa como la de tu equipo.

- Si eres de los que aseguraban que Richard Witschge, Martín Vázquez y Recoba, como epítomes del zurdo pusilánime, eran elegantes, prometedores e incomprendidos.

- Si te alegraste de la elección de López Caro para el Madrid porque “de una vez se iba a dar una oportunidad a la cantera”.

- Si te pone la piel de gallina una cursilada como ésta, leída (y, lo que es peor, escrita) en EL PAÍS: “Si el fútbol son los sentimientos, España representa el puro placer”.

- Si sigues creyendo que Joaquín (Valencia) es un talento desperdiciado y que Diego Tristán es un buen delantero y, por lo general, tu segundo equipo es el Cádiz porque te molan las chirigotas.

- Si te ríes con las metáforas de Miguel Serrano y crees que José Vicente Hernáez inventó la palabra gachó.

- Si te emociona la versión plácidodominguera del himno del Real Madrid.

- Si te compraste la gorra de Renault, el polo de McLaren y ahora vas a la playa con la camiseta de Ferrari.

viernes, 18 de junio de 2010

Francia: perder una batalla, perder la guerra

Por Halftown (desde París)
Hoy hace exactamente 70 años, Charles De Gaulle exhortaba a los franceses a no rendirse jamás. Aquel “appel du 18 juin” desde la BBC londinense fue el primero de una serie de discursos destinados a mantener a flote la moral de un país que se iba a pique.

Anoche, los carros de combate alemanes no se paseaban sobre los Champs Elysées, pero reinaba el mismo ambiente. Sólo un grupo de mexicanos rompía el silencio, celebrando al grito de viva México cabrones -sin duda el mejor slogan publicitario que jamás tuvo un país- mientras se hacían fotos luciendo bandera tricolor frente al Arco del Triunfo.
Y eso que, por un momento, pareció que la Francia de Domenech iba a entonar su enésimo canto del cisne. Los bares estaban llenos. Más de 15 millones de franceses sintonizaron TF1. La Marsellesa sonó segura de sí misma. Incluso el capitán Evra dejó caer una lágrima al escuchar el himno de guerra francés.

Cuando por fin empezó la batalla, la pareja Gallas-Abidal fue tan estéril como la Línea Maginot. El equipo mexicano, como la Wehrmacht en 1940, pasó el rodillo sobre los franceses, que corrían como gallos guillotinados. Francia se iba de un Mundial en el que nunca debió estar.

Esperando a “Le Président”

Como dijo De Gaulle aquel lejano 18 de junio, nada está perdido para Francia. Los mismos medios que les han derrotado podrán devolverles un día la victoria. Cuando el heredero ideológico del Mariscal Pétain que tiene por entrenador se haya ido, Francia volverá a tener una razón para creer en sí misma.

Como Pétain, Domenech acabará sus días repudiado por su propio país. A diferencia del mariscal, el incapaz Raymond no tendrá mayor problema para encontrar asilo bajo el ala de algún emir con delirios de grandeza futbolística.
Su sucesor, el anhelado Laurent Blanc –apodado desde su época de jugador “Le Président”- tiene por delante la tarea de reconstruir un equipo hecho migas. Tendrá que jubilar a sus antiguos compañeros de armas Henry, Vieira y Gallas. Encontrar sangre fresca en Clairefontaine. Más importante aún, Blanc tendrá que empezar por encontrar una filosofía, un ideal para su equipo.

Hace 70 años, De Gaulle dijo que la guerra no había acabado tras la batalla de Francia, sino que era una guerra mundial. En efecto, hoy juega Inglaterra. Aux armes citoyens. The show must go on.

domingo, 6 de junio de 2010

¡Los Borbones en las semifinales del Mundial!


Por Rocheteau
El Mundial terminó anteayer... y todavía no os habéis enterado. Miráis hacia la Copa del Mundo, os sabéis de memoria los 23 de la Roja y hasta el lateral izquierdo de Nigeria (sobre todo ahora que le sigue el Madrid, ¿no?), pero no habéis reparado en una pequeña isla de Malta de nombre sugerente, Gozo, donde el sábado Padania alzó la copa del “Mundial de los Pueblos sin Nación”.

No me estoy quedando con vosotros. Para los que no sepan de política italiana, Umberto Bossi es un xenófobo de montaña, que se inventó un partido al que llamó Liga Norte, un pueblo al que llamó Padania, más o menos la Italia al norte del Po, y se ha convertido en el más votado en la parte rica de Italia a base de prometer que hará que los cazadores se entrenen poniéndole a los inmigrantes africanos disfraces de conejo. Aquí lo llamamos nacionalismo. En Italia, regionalismo. Pena que no exista pueblerinismo.

Su hijo, Renzo Bossi, tiene la misma aversión que su padre por el tricolor italiano, las películas de Fellini y el acento de Roma. Pero mientras su padre es un desalmado listo con olfato político, su hijo es un necio al que sólo le gusta el fútbol. Y ahora es entrenador de la selección de Padania (era presidente de la federación padana, pero cual Piterman, terminó el campeonato sentándose él en el banquillo), que se impuso en un torneo de pantomima.

Más o menos como los deportes en plan rugby con pelotas de gomaespuma o hockey sobre lijas de bricomanía que se buscan algunos nacionalistas catalanes, con generosas subvenciones pagadas, entre otros, por charnegos, poner un equipo catalán y dar por culo al MARCA anunciando que Catalonia es World Champion de noséqué deporte.

¡Jugaron hasta los Borbones!

En la primera vuelta, Padania se enfrentó a Occitania y Gozo, mientras en el otro grupo estaban encuadrados el Reino de las Dos Sicilias (apodados los Borbones, por motivos históricos que harían este artículo demasiado largo, foto de la izqda.), el Kurdistán y Provenza. Vamos, como si suevos y alanos se echaran un mus esperando al vencedor de carolingios y arameos).

Al final, Padania se impuso al Kurdistán, como en las dos anteriores ocasiones, según relata en su crónica (sin coñas) el Corriere Della Sera, que habla de protestas de los kurdos por un penalti no pitado. Todo acabó con un apretón de manos entre los participantes, pero si los padanos de la Liga Norte hubieran visto a cuatro de esos kurdos por Varese, habrían llamado a sus milicias ciudadanas de "camisas verdes" para darles un escarmiento.

Yo la pregunta que me hago es por qué no estaban Catalunya, Euskadi, Galiza, parte del Bierzo y hasta la Canarias guanche. Seguramente porque con Piqué, Puyol, Xavi, Xabi Alonso, Javi Martínez, Cesc & co. ya comprometidos con Del Bosque, no iba a ser lo mismo. Oleguer no está convocado, así que hubiese ido encantado.

Además, no os penséis que es un torneo de tuercebotas. En Padania juegan Mauricio Ganz, ex del Inter y reconocido votante de la Liga Norte, y Fabian Valtolina, formado en el Milan y que hizo carrera en equipos de la zona media del calcio. El resto, jugadores de segunda y tercera.
Cuando Padania venció el torneo, Bossi Jr. llamó a Papá Umberto Bossi para contarle la buena nueva de su nación sin banco central, sin servicio de ambulancias y sin páginas amarillas propias. Umberto Bossi, aliado en el Gobierno de Berlusconi y con varios ministerios bajo su poder, no había podido asistir a la final de su Mundial porque estaba ocupadísimo con un evento de máxima importancia: la final de Miss Padania. Que alguien los pare.

lunes, 24 de mayo de 2010

Destellos de una final neroblu

Por Rocheteau
La única teología que admite FNF es la de que Dios está en los detalles. Ya os sabéis la final del 1 al 90, los impuestos que pagará Mourinho en Madrid y el tralará llorón de los diarios deportivos sobre el malísimo catenaccio que se comió a la princesa del buen juego. Así que vamos a la otra final, la que no imagináis los que no estuvisteis allí, hecha de meadas inolvidables, lágrimas de viejo y estampitas de profetas, la geometría variable de sentimientos que hace de todos nosotros una banda de yonkis del fútbol.

Los primos de Eto’o. 8.45 horas de la mañana. Alrededores del Santiago Bernabéu. Andrea, milanés sin billete, va en búsqueda de su santo grial cuando se topa con tres armarios empotrados de tez negra, tapizados con una bandera de Camerún a la espalda y una bolsa de plástico con 100 entradas. Andrea sospecha que se trate de falsificaciones, pero se la entregan hasta precintadas. Usan un argumento de peso, casi más para espantar a un comprador que lo contrario: son primos de Eto’o. Le piden 800 euros. Al final le sacan lo que lleva en los bolsillos: 425. Andrea entró en el bernabéu. Sentado en la tercera fila. Junto al padre de Julio césar, los familiares de Maicon y, dos filas más atrás, los tres armarios empotrados de la mañana. Pues sí, eran primos de Eto’o sacándose un dinerillo.

La bufanda deshilachada. Quedan dos horas para el partido. Alessandro, rostro pecoso coronado por rizos pelirrojos, apenas nota los 25 grados de Madrid, y eso que cubre su cuello con una bufanda, tirando a fea, deshilachada, de abuela con poco gusto. Era una bufanda con franjas grises y negras, colores incomprensibles ayer. Al rato, a alguien la asalta la misma duda, pero tiene el valor de preguntarlo. “Alto, que esta bufanda vivió el 6-5 al Milán de 1949. Y las dos copas de Europa del 64 y el 65”. La piel se me eriza de repente. El 6 de noviembre de 1949, el Inter se fue al descanso perdiendo 1-4. En la segunda parte, se culminó la “remuntada”. Y esa bufanda ya molineaba al viento aquella noche. Casi me acerco a pedirle perdón por mi primera impresión de aquel ‘pezzo di stofa’ (trozo de tela). Ahora me siento como un peregrino ante la sábana santa. El rostro de ese interista se me ilumina como si estuviera ante el tiffosi más especial de la noche. Como si un tipo se hubiese hecho un parche en su cazadora vaquera con un Matisse y me lo enseñase mientras grita en honor a “la Madonnina”.

De apóstoles y meadas


Apóstol del profeta Mou. En el metro de Madrid, comienza una charla animada con un tipo al que llamaremos dottore. Es un alto dirigente de Tuttosport, diario deportivo turinés y algo así como el Pravda de la Juventus. Esto no sería nada llamativo de no ser porque el tipo va pertrechado con bufanda interista y echa mano de su cartera, de la que saca una estampita de José Mourinho, un trozo de papel con un marco como de artesonado dibujado en torno a su rostro, como si fuera una publicidad de los testigos de Jehová. Exactamente como si un dirigente de “Sport” llevase fotos de Florentino en su cartera. “Este hombre es mi profeta y yo predico su verbo en Turín”, afirma, tan pancho. Y yo me digo: “bendito país, Italia, el único lugar donde nada es previsible. Ni siquiera las personas”.

Lucia, non nata y ya interista. Antonio es interista desde la cuna. Le cae sobre la frente un flequillo un poco a la Bruno Conti. Su rostro es el de un tipo bien. Esas buenas personas que parecen tener un neón parpadeante sostenido en la frente que avisa: “Hey, soy un buen tío”. Empezamos a charlar. Me explica que ayer, 22 de mayo, estaba previsto el nacimiento de su primera hija, Lucia. Anonadado, mi silencio dibuja un granítico símbolo interrogativo sobre mi cabeza. “No, el ginecólogo nos dijo que todo iba bien, que lo más seguro es que aguantase un poco más. Pero nunca se sabe…”. Supongo que, si hubiese oído esa historia cualquier otro día, hubiese directamente creído estar frente a un enfermo, y lo siento por el neón. “No, no es que haya antepuesto el fútbol a mi hija, es que…”, se excusa, con el mismo gesto naïf, y no termina la frase. Y yo le entiendo. No sé por qué, pero pienso que Lucia, que será interista, estará orgullosa de su padre el día que le confiese que estuvo en Madrid aquel día de 2010. Que le habló desde el otro lado del vientre y le pidió que esperase. Que lo hiciese por su padre, por tanto sufrimiento acumulado, por tantos años en que las bandas negras de la camiseta parecían barrotes de infelicidad, que le diese 24 horas para cumplir un sueño perecedero, efímero pero tan intenso, antes de poder tocar otro, ése ya perenne, inagotable, infinito: el de ser padre. Lucia le escuchó.

Con tres años viendo la tv. El Inter ya va con ventaja. Y en la puerta del vomitorio (quién le pondría ese nombre a los accesos de un estadio), dos tipos adultos con dos pines del Inter en la solapa comparten silencios. Comparten el miedo. Comparten la tensión. Casi lo llamaría el abismo de la felicidad, tan lejanas parecen a veces las mieles en ciertos equipos. Tan habituados están a la desilusión, que cualquier buena noticia viene acogida con la desconfianza de quien está seguro que es sólo una jugarreta del destino para volver a mostrarle el dedo corazón. Parecen una pareja cómica de cine: el alto enjuto y el bajo rechoncho, ambos trajeados. Uno de ellos, el más joven, unos 50 años, aire a lo Wenger, empieza a contarnos casi sin que le preguntemos: “¿Sabes? Yo vi la final del 64. Delante de mi televisor en blanco y negro. Me lo contó mi madre. Mi padre no era interista, pero yo oía hablar de “la Grande Inter”, y quise verla. Allí sentado, en el salón, sin entender nada, viendo a Luisito Suárez, Facchetti, Corso…”. Cuando Milito marcó el 2-0, me giré. Estaban los dos compartiendo de nuevo el silencio, pero éste era un “sin palabras” diferente. El del que no encuentra cómo describir una ilusión parecida. Me pareció que el otro, chaparro, con bigote, tras las gafas, lloraba.

Inolvidable meada. El Inter es campeón de Europa. Ha pasado más de una hora desde el final del partido. Coincidimos cuatro personas en el mingitorio. Mi socio de la derecha, camiseta del Inter, se desahoga a dos metros del urinario, con un beatífico gesto de satisfacción incontrolada. El hombre parece estar echando la primera cañita tras su llegada al paraíso. De repente, suelta: “Joderrrr, la meada más inolvidable de mi vida”.

Ah, sí, anoche también hubo un partido de fútbol. Pero fue mucho menos interesante.

jueves, 20 de mayo de 2010

ZP lo intentó; Del Bosque lo hizo

Por Rocheteau
Érase una vez una España multicolor, sonrisera y fraternal donde nueve jugadores del Barça (ocho + Fábregas) y dos del Athletic de Bilbao, aunque sólo uno de ellos con corte de pelo made in Bilbao, luchaban por llevar el himno de España a lo más alto en un Mundial…

Zapatero podrá contar esta fábula almibarada a sus nietos (siempre que no le salgan góticos) pero nunca podrá ser él el protagonista. El presidente soñó con un país de teletubbies, pero con el bosque encantado lleno de ikurriñas, senyeras y banderitas de España. La idea tenía mérito. Pero caía en el sempiterno y cándido error de creer que la gente es buena.

Con los jugadores de los equipos que menos españoles se sienten, nos da para un once de garantías con el que llevarnos la Copa del Mundo en Sudáfrica. Cada uno habla en la lengua que le parece. Se ponen la misma camiseta. Y hasta pasan la tarde jugando a la play. Dile tú a un diputado de ERC que si quedas para echar un mus después de comer.

Los teletubbies, en el mundo real, son una banda de cabronazos que intentan quitarle la manta al de al lado, sólo aceptan gargarear en su idioma y además quieren ayudas de la UE para convertir sus bailes chorras en asignatura obligatoria, o les da por ponerse a escribir una letra para el himno teletubbie. Hay que ser gilipollas: ¡si los teletubbies no saben hablar!

El triángulo Xavi-Xabi-Javi

Decía Víctor Valdés, en una reciente rueda de prensa: “Ir a la selección es importante para todo jugador español”. Ahora piensen en Iñaki Anasagasti, ministro de lo que sea, diciendo: “Formar parte del Gobierno es importante para todo ciudadano español”.

La selección plurilingüe podría alinear incluso un eje del centro del campo formado por Javi-Xavi-Xabi, el mismo nombre en tres lenguas. Y no habrá bronca alguna. ¿Por qué? Porque al mando está el mesetario sensato. Un abuelo de la patria futbolera y con bigote, como los únicos profesores que hemos respetado a lo largo de nuestras vidas.

Y, además, progresista. Porque Del Bosque, el patilludo que ponía los sacos terreros en el mediocampo del setentero Madrid ye-ye, siempre fue de izquierda. Pero no de esa ideología ecolo-lollypop, sino de la de las manos curtidas. Eso que antes se llamaba de la gente honrada. De los currelas.

No le ha dado miedo juntar a todos los gallos en el vestuario. Que unos no sientan a España como otros. Que les guste llevar las medias así o asá. Con toda razón, le da igual. Tanto pegarse por qué es España, cuando lo mejor es dejar que cada uno la vea como le dé la gana mientras que tengamos cuatro reglas que nos sirvan para todos. Y ésas las pone Del Bosque.

Casillas, ¿pepero?

No es sólo cuestión de idiomas, sino también de ideologías. ¿A quién vota Casillas? Por muy de Móstoles que sea, le pega, como a Sergio Ramos, el PP, y además es hijo de guardia Civil. Javi Martínez y Puyol extrañaría que no votasen nacionalista o independentista. Villa, aunque sólo sea por tradición minera, seguro que tira a la izquierda. Y Navas, callaíco en el rincón, que de esas cosas a él le han dicho en casa que no hable.

Eso le ha faltado a Zapatero para convertirse en el Del Bosque de este país: sensatez. El seleccionador no le dirá a los nueve del Barça: elaborad vuestro plan de juego por separado, que ya me encargaré yo de que luego lo apruebe el resto del equipo. No, que luego llega el Constitucional y se atranca tres años. Seguro que tampoco permite que los del Madrid se marquen goles en propia meta, en plan Rajoy, antes que remar todos en la misma barca.

Si España gana el Mundial, al día siguiente FNF abre grupo en facebook: “Pollón for president”.

sábado, 8 de mayo de 2010

El día en que Zanetti fue (casi) Balotelli

Por Rocheteau
Balotelli es un imbécil. Por muchísimas razones, que pueden concentrarse en una imagen: su ira lanzando la camiseta del Inter al césped, humillando el escudo que le ha descubierto y que le paga, tras el 3-1 al Barça en el Giuseppe Meazza. Zanetti es un Dios por consenso. El símbolo sosegado de un verdadero “capitano”. Y sin embargo, una noche de 1997…

Era un 21 de mayo. Final de la UEFA. Inter-Schalke 04. Partido de vuelta. Minuto 119. Roy Hodgson, entrenador del Inter (al que pronto dedicaremos un post porque ha llegado de nuevo a esa misma final, pero con un equipo a su medida: el Fulham), decide cambiar a Javier Zanetti, antes de la tanda de penaltis.

Zanetti, el mejor de aquel Inter de Zamorano, Bergomi, Pagliuca, Ince & co., no podía creérselo. Mira para todos los lados, como pidiendo que alguien haga entrar en razón al coach. Comienza a dar pasos nerviosos hacia el banquillo, zigzagueando, mientras se acuerda de alguna madre inglesa. Se saca la camiseta por fuera de los pantalones. Junta las manos y mira al cielo. Cabreado, pone los brazos en jarras…

…y como no es Balotelli, se besa la mano y la choca con la de Nicola Berti, que entra en el campo. Y como no es Balotelli, no se quita la camiseta mientras sigue en el campo. En cuanto cruza la línea de banda, en un gesto de rabia incontenida, el único en más de 500 partidos con el Internazionale, se sacó la zamarra , sus diez bandas negras, sus otras tantas bandas azules, y la tiró a los pies de Hodgson.

Se quedó con una humilde camiseta “abanderado” de tirantes, blanca, como su piel pálida de jugador a la antigua, de la era pre-metreosexual, pre-Becks, pre-CR9, de cuando el fútbol era sólo pies y cabeza, no cara, flequillo y abdominales. Zanetti, que nació con apellido italiano quizás porque nació para jugar en Italia, se quedó de pie, mirando los penaltis de sus compañeros, musitando y con su mandíbula de caudillo particularmente acorazada.

Después fue Zamorano quien le hizo entrar en razón. Le obligó a acercarse de nuevo al entrenador y pedirle perdón. Como no es Balotelli, Zanetti recogió su camiseta, ya del revés, y lo hizo. Ambos se abrazaron ante las cámaras, aunque Zanetti seguía pensando que era un inútil (y no le faltaba razón).

Aquel día el Inter perdió la UEFA. Aquel día, Zanetti fue humano.

domingo, 2 de mayo de 2010

"Fuck the football", dijo el lateral izquierdo

¿Cómo distinguirlo de Fellaini? Por el mechón... y porque coge el metro

Por Rocheteau
La duda era grande: elegir un título sobre un jugador mercenario, un tipo que detesta el fútbol y sólo mete el pie por el fajo a fin de mes, o titular “Juande, tolai, esto es Inglaterra”. El segundo tenía la ventaja de apelar a alguien conocido. La percha de lo ibérico. El gancho perfecto. Exactamente lo contrario de lo que nos importa en FNF. Así que vamos con el “soldado de fortuna” del Tottenham, aunque no lo conozca nadie. Vamos con un tipo entre valiente y temerario, aunque su nombre sea uno de los más difíciles de retener de la Premier. Vamos con Benoît Assou-Ekoto.

Todo comienza con este artículo del Guardian. Uno de los textos sobre fútbol más interesantes del año. “Juego por dinero. El fútbol no es mi pasión”. Me juego el sueldo que FNF no me paga a que el brillante tipo que escribió el artículo no fue el que eligió un título pésimo. Porque tipos que juegan al fútbol pero no son capaces de ver 90’ de este deporte los hay a mansalva. Por lo menos dos o tres de cada vestuario de Primera sólo están aquí para llevárselo crudo. Pero muy pocos son capaces de hablar sobre la hipocresía.

Explica el lateral izquierdo diesel de los Spurs que alucina cuando ve a sus compañeros decir en las entrevistas de la tele exactamente lo contrario de lo que argumentan a puerta cerrada en el vestuario. “Venga ya, ¿tienes dos personalidades? No puedo soportarlos cuando hablan así. Sé que mienten y yo odio las mentiras. Yo no soy así. Yo soy siempre honesto”.

Assou-Ekoto critica el putiferio en los hoteles con señoritas de muslo acogedor, se declara fiel a su novia de toda la vida y asegura que tampoco hay que exagerar, que no odia el fútbol, pero que no es “ninguna pasión”. Curioso: The Guardian presenta el texto como la salida del armario del primer futbolista mercenario, sólo por afirmar lo que diría cualquier currito. “Todos, cuando aceptamos un trabajo es por dinero. No entiendo por qué la gente se escandaliza si digo que juego por dinero. “¡Oh, es un mercenario!”. Pues todos los jugadores lo somos”.

Assou-Ekoto es francés de padres cameruneses y despuntó en el Lens. Un ejemplo más de que el campeonato francés se ha convertido en una cantera de la Premier. La wiki en inglés le presenta más o menos como el tipo que frenó una vez a Cristiano Ronaldo, como si fuera importante. Bernard Mendy, ex del PSG, le ganó un sprint a Roberto Carlos, y se muere de asco hoy en el Hull, pero en fin…

Ahora sí: "Juande, tolai..."

El chaval, tirando a rebelde, asegura que no cree en la amistad en el fútbol, y que sólo tiene algo más de relación con dos tipos. Masacra a su ex presidente del Lens. Al ex director deportivo del Tottenham. A Martin Jol, ex entrenador del Tottenham, porque le pedía que “sonriera” más en los entrenamientos.

Y le dedica su mejor perla a Juande Ramos, ese Gordon Brown de los banquillos, que le reprendió, cuenta, por ser demasiado agresivo en los entrenamientos. Su respuesta, una joya: “Esto no es tenis, sino fútbol. Crees que estamos en España, pero esto es Inglaterra, amigo”.
Si le tiras el capote de la política, también entra. Dice que lo de ser francés es una prescripción de su pasaporte. Que Francia no le ha dado nada. Y que si le preguntan, él dice que es de Camerún, el país de su padre.

El perfecto antihéroe. Una chincheta en el globo futil de este negocio. Un tipo que le canta las 40 a las amebas del fútbol. ¿Tendría que gustarle a FNF, no? No sé. Yo desconfiaría por sistema de un tipo que asegura decir siempre la verdad. Sobre todo si fuera su novia. Pero si de verdad le dijo eso a Juande el de las papillas, y además es verdad que se mueve por Londres en metro con su Oyster card, Assou-Ekoto será un mercenario, pero los tiene cuadrados.

martes, 13 de abril de 2010

"Periodista el que no bote"

Por Rocheteau
Siempre he pensado que si tenemos la mierda de periodismo futbolero que tenemos es porque a los periodistas deportivos les gusta más el fútbol que el periodismo. Ahora me he dado cuenta de que si tenemos un periodismo de cabezas huecas es porque los periodistas son más ultras que periodistas.

Vi las imágenes en el telediario de La Sexta. El Marca estuvo rápido llevándolo al día siguiente a su portada. No fue por pudor periodístico. Es porque eran del equipo contrario. Resulta que en la cola del avión del Barca, en la vuelta tras ganar el clásico, los plumillas que siguen al Barça tuvieron a bien ponerse a gritar "ese portugués, azafato es" y "campeoooones, campeoooones".

Lo primero se supone que era una broma al auxiliar de vuelo, imagino que de la compañía turca que paga un potosí por obligar al Barça a hacer escala en Ankara cuando van del miniestadi a Andorra La Vella. A los de la prensa culé no les cae peor CR9 que a mí. Y yo no me mofo de todos los portugueses con los que me topo. Pero lo de "campeooooones, campeooones", en plan Amunike tras dos cursos de dicción, es demasiado. Yo les propongo un nuevo canto fondosuresco: "Un bote, dos botes, periodista el que no bote".

¿Se imaginan a la prensa que cubre la campaña del PP o el PSOE botando en los hoteles donde se celebran las noches electorales? ¿O a Segurola cantando de Santurtzi a Bermeo, katxi de txakolí en mano, en un A320 si el Athletic le hubiese ganado la Copa el año pasado al Barça?

Sin follar, pero del Barça

Así nos va. Unos son boixos nois con teclado (Sport); otros, hinchas furibundos (As); luego están los comentaristas de bar (Mundo Deportivo) y, finalmente, ese colega pesado de la partida de mus, peleado con el mundo, al que su mujer pone firme al llegar a casa, que siempre tiene una opinión sobre todo (Marca). Luego están las excepciones, menos mal, y las más potables secciones deportivas de los diarios generalistas, pero lo del avión no me lo esperaba.

Supongo que debe de ser una sensación placentera. Has nacido del Barça. Votas a Obama. Fuiste el primero en tener Spotify . Y de repente todo el mundo te hace caso. Eres el más guapo. Todos te miran diferente. Y te acuestas cada noche un poquito más feliz. Igual de mal pagado. Con la misma hipoteca. Y sin follar. Pero, osti tu, soc del Barca. Así que me pongo a cantar en un avión, aunque me llame periodista.

¿Pero es éste el único país en que para informar de un equipo hay que desear que gane? ¿Por qué no abolimos los diarios deportivos? Leeríamos menos de fútbol, pero más y mejor. Seguro que mañana los diarios catalanes le dan un increíble despliegue al cumpleaños de Puyol. Algún programa hortera de fútbol hasta le regalará una tarta. Los madrileños le harán una entrevista a Marcelo, en tres entregas, con una portada doblada, incluyendo la contra, en la que habrá preguntas incisivas como "¿es la afición del Bernabéu la mejor del mundo?".

Nos merecemos lo que nos pasa, la verdad.

miércoles, 10 de febrero de 2010

No te cagues en Dios que gana la Juve


Menos mal que Ibra se fue del pío Calcio

Por Rocheteau
Era un frío 12 de octubre de 1975. Cuando el periodista Beppe Viola, en el minuto 89', anunciaba ya en la radio "Desde Como, resultado final: Como vence a la Juve por 2-1", a Claudio Correnti, centrocampista correoso y capitán del Como, se le escapó un sonoro "Porco Dioooo!!!!" en las inmediaciones del área. El árbitro, Menegali, no dudó en señalar un estrambótico golpe franco a favor de la Juve por falta de respeto al altísimo.

La falta la pegó fuerte el bigotudo diestro Franco Causio. Fontolan metió el pie y los blanquinegros empataron el partido por una blasfemia. Cosas que pasan cuando te llamas Juventus.

Pocos lo saben, pero en el fútbol italiano está prohibido cagarse en Dios, la virgen o cualquiera de sus diferentes acepciones desde 2001 (Menegali, en el 75, lo hizo por cuenta propia). Vamos, que el fútbol italiano ha reactivado un delito despenalizado civilmente y con tufo a Medievo.

En los campos, uno puede tomarla con "un puto negro", pedirle a un árbitro que mire bajo el coche a la mañana siguiente, cagarse en los muertos del delantero adverso, amenazar de degüello inminente a tres o cuatro seguidores rivales o encenderse los puros con bengalas, pero no mentes a Dios ni a la virgen (las dos acepciones más floridas y recurrentes cuando de faltar a la trascendencia se trata).

Fue Gianni Petrucci, hoy presidente del Coni, el que lanzó la campaña en 2001 (que se saldó con una receta digna de la Inquisición: tarjeta roja por blasfemia). Lo pagaron los entrenadores. El primero, Baldini, del Empoli, que mereció el galardón de alguna asociación atea: el cuarto árbitro le contó hasta 67 blasfemias durante el partido. Para los que conozcan Italia, basta decir que Baldini es toscano. Un lugar donde el insulto, especialmente si se refiere a lo sacro, es un ejercicio colectivo de inventiva sin igual.

Materazzi y la santa virgen

Luego le tocó a Vavassori y, finalmente, a Walter Novellino, entrenador de Piacenza (multa de tres millones de liras incluida), por un "Dio Cane" en un partido contra el Milan. Novellino pagó y también puso algo de cordura en el asunto: "¿Y quién expulsa a Fatih Terim si blasfema en turco?".

Trapattoni, que estará encantado de entrenar a la catolicísima Irlanda, le cantó las cuarenta a Buffon, al que se le había escapado el juramento sacrílego en un entrenamiento de la selección: "Gigi, si no le paras un penalti a Materazzi, ¿qué tiene que ver la virgen?».

El mismo Gianni Petrucci acaba de sacar de nuevo la polémica a pasear, porque le molesta leer en los labios de los jugadores imprecaciones sagradas cada dos por tres sin que los árbitros se conviertan en vicarios de Dios en el campo. "No es un problema de religión, sino de la imagen que damos a los chiquillos que ven este espectáculo. Se da la idea de que blasfemar es lícito porque nadie lo castiga".

Mourinho, genio y figura, dijo: "¿Blasfemias? No he oído nunca ninguna". Kaká dice que ya en su época rossonera recriminaba a los compañeros duchos en el noble y creativo arte de echarle las culpas al de arriba. "No es culpa de Dios si fallas un gol", dice el santurrón hoy madridista. De lo que cabe deducir que tampoco es cosa de la divinidad que lo meta, por lo que no se entiende su chorra "Gracias Señor" del otro día por colar un gol de rechace que habría clavado hasta Salinas.

miércoles, 20 de enero de 2010

Ciudad Juárez: fútbol, narcos y Rambo V

Los Indios de Ciudad Juárez no ganan ni con ayuda divina

Por Rocheteau
Si te dan a elegir entre un paseo en Ciudad Juárez o en Bagdad, las estadísticas dicen que si aprecias tu vida es mejor que pongas rumbo a Irak. A Pedro Picasso nadie le dejó escoger. Él era un mexicano de 34 años que no hablaba iraquí y entrenaba al equipo sub 17 de los Indios de Ciudad Juárez. Hasta ahora, el fútbol parecía blindado a la balacera, a la lotería de plomo que se juega todos los días en ese nido de maquilas, espaldas mojadas y sicarios. Hasta que a Picasso, Pedro, le acertaron tres balas del calibre 38 súper.

Ya tenía pocas razones para el optimismo "la tribu", uno de los mil sobrenombres de los Indios, equipo de Primera División mexicana. Cerraron en diciembre la liga con una media de puntos inversamente proporcional a la tasa de asesinatos. Ni una victoria en todo el campeonato (17 jornadas), récord en México. Pero esta banda de losers vestidos de blanco, que no gana un partido ni a tiros, es el único símbolo que ponee de acuerdo a los cárteles y a los (pocos) policías limpios que quedan en Ciudad Juárez. Hasta el obispo se acerca al estadio. Y en horas de partido, hasta se puede caminar con relativa (siempre relativa) seguridad por las calles de la última ciudad antes de llegar a Río Bravo.

Pedro Picasso, ex jugador profesional en los Dorados de Chihuahua, fue acribillado a mediodía junto a su tío, Juan Picasso Lozano, en el negocio familiar de telefonía Radiocomunicaciones Picasso. Intentaron resistirse al asalto de un par de ladrones.

Empecemos por el comunicado del club tras el asesinato, que tiene su aquél. "Ya basta. La familia Indios no puede expresar toda su indignación. La situación ha llegado a niveles inusitados e imperdonables, víctima de la impunidad y violencia provocada por nuestras autoridades. Perdimos a un hermano. A un hombre íntegro". ¿"Provocada por las autoridades"? Sobre todo, que no se enfaden los malos, por si acaso les da por ajusticiar al delantero centro.

Se sobreentiende que, en 2008, los 1.600 asesinatos en una ciudad de 1.300.000 habitantes habitantes todavía no eran un guarismo "inusitado e imperdonable". En 2009 fueron 2.643. Por algo Rambo V va a tener como escenario Ciudad Juárez. A Picasso le dieron boleto el 18 de diciembre. La ejecución 2.554 del año. La investigación, por llamarla así, determinó que se trató de "circunstancias no aclaradas". "Pedro estaba en el lugar y a la hora equivocada", resumió el entrenador de la sub 20, Heriberto Olivares.

Lo inauguró el Atleti

Lo mejor del comunicado oficial estaba por llegar. De la queja, a la amenaza. "Exigimos paz y tranquilidad. Cuidado, autoridades: el hartazgo es un detonante y la sociedad juarense está llegando al rojo vivo". La bala que mató a Picasso salía del arma de un ladrón, no de un policía.

Los Indios, conocidos como el equipo tarahumara o ráramuri [literalmente "hombres de pies alados", el pueblo indio autóctono de Chihuahua, el estado en que queda enclavada la ciudad sin ley] rindieron homenaje a Picasso en el estadio Benito Juárez (sí, ése que dijo, según wikipedia, "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz"), con un amistoso contra el equipo B de la cantera, lo que en México se conoce con el divertido nombre de "fuerzas básicas". Los Indios van de blanco. Se pidió que la afición vistiese de negro. El derby homenaje se presentaba con un muy subjetivo sentido del duelo y el decoro en la página web del club: "Habrá guerra civil".

Por cierto, el estadio Benito Juárez fue estrenado en 1981 en un partido entre la selección mexicana y el Atlético de Madrid. En la capital de Chihuahua ya tentaban a la suerte...

Lo de bajar a comprar el pan esquivando balas como Mátrix termina por convertir la muerte y el crimen en personajes de un teatro cotidiano, donde las fronteras del bien y el mal son borrosas. Sin ir más lejos, el grupo de seguidores más fogoso de los Indios se hace llamar El Kártel. Sin coñas. Y en su foro pueden leerse comentarios como éste: "Hagan algo serio, por favor, o si no retírense mejor de la primera. Ya es suficiente con tanta muerte como para seguir con tanta derrota de un equipo que no se le ve el hambre de triunfo".

Jugadores atrincherados

Francisco Ibarra, presidente de La Tribu, dice que los jugadores “tienen obligación contractual de visitar sitios carcelarios, centros hospitalarios, escuelas, todas las instituciones sociales, y lo hacen cada semana. Se ha hecho una labor social muy fuerte y es parte de la existencia del club”.

En este artículo del New York Times se asegura, en cambio, que los jugadores viven "en urbanizaciones enrejadas, con altos muros que acaban en alambre de espino. Algunos jugadores dijeron salir de sus casas únicamente para entrenar y para jugar o para comprar artículos necesarios, usando sólo de día las vías principales, restringiendo los recorridos de noche. A sus esposas se les aconseja que trasladen a los niños a la escuela en grupo". Si no, puedes acabar con un tiro. O con tres, como Pedro Picasso. La ciudad es el túnel de vestuarios por el que entra la droga a Estados Unidos. Y en el último año, con la crisis, se han vaciado las maquiladoras (fábricas ilegales) en un 25%. Nueva mano de obra para los cárteles de La Línea y Sinaloa. Nuevas vístimas también.

El colombiano Andrés Chitiva se fue hace un año. Le decían por teléfono que o pagaba o secuestrarían a sus hijos. "Se asustó", explica Francisco Ibarra, el presidente, como sorprendido. No debería estarlo, a tenor del número de jugadores que rechaza cada año fichar por su equipo para no acabar con una sábana por encima. Otros no tienen miedo a quedarse, como el delantero Daniel Maleno Frías, ex toxicómano, ex pandillero en una banda de Altavista, un barrio jodido, un barrio cualquiera, de Ciudad Juárez, hasta que el fútbol le sacó de aquellas esquinas con billete sellado para la morgue. También fue obrero ilegal en Texas. Allí espera volver cuando cuelgue las botas.

En el último número de la revista de los Indios de Ciudad Juárez, puede leerse un faldón de publicidad con una pregunta. "¿Hay esperanza en Ciudad Juárez?" Al lado, el nombre de una página web: Acercateadios.com. Queda Respondido. El fin de semana pasado, los Indios de Ciudad Juárez jugaron el primer partido del torneo Bicentenario 2010. Perdieron 4-0.

domingo, 3 de enero de 2010

Totti: creyente, putero y de izquierdas

Por Rocheteau
En un jodido avión atestado y retrasado, junto a un japonés en calcetines que aplicaba al pie de la letra el expansionismo de Hiro-Hito (yo me sentaba sobre Perl Harbor), la sabiduría de Francesco Totti me salvó la noche. Sí. S-A-B-I-D-U-R-Í-A. Un tipo tan en paz consigo mismo y tan sincero no puede ser imbécil, por mucho que digan los rumores o incluso sus propias frases. Desde hoy defenderé que este tipo es un genio (con y sin balón).

Total, que abrí como pude "La Repubblica" en el rincón que me dejaba mi amigo el emperador Showa, y me encontré con una entrevista impagable de Dario Cresto-Dina. He seleccionado lo mejor para FNF.
Me han dicho que es imposible hablar con Totti de algo que no sea fútbol. Que usted se expresará con monosílabos. Estoy bajo aviso y prefiero decírselo de entrada.
Se ve que sus informadores creen conocerme bien... No soy un filósofo. Quizás sea algo ignorante, pero no estúpido.

Usted habla poco, salvo en los anuncios. ¿Por qué?
No consigo exteriorizar mis sentimientos con quien no conozco. Por quien no pruebo afecto. Es más, no me interesa hacerlo.

Es lo que se llama pudor.
¿Pudor? Quizás sí. Yo conozco la palabra carácter. Lo llamo así.

¿Cuántos libros ha leído hasta ahora?
Uno solo. "El principito". Era un crío. Me gustó. De vez en cuando lo intento con algún otro. Me pongo ahí, leo las primeras páginas y siempre me canso. Quizás no sé elegirlos, los libros.

¿Tiene algún miedo?
Dos. Perder a mi familia y morir.

La muerte es lo único cierto en la vida.
Mmm, yo espero que haya algo tras la muerte. Deseo que exista un más allá, con las mismas personas que están conmigo ahora. Hablo mucho de ello, pero nadie sabe darme una respuesta concreta. Unos me dicen que sí, otros que no seremos nada tras morir. ¿Usted qué cree?

No puedo ayudarle en esto. Cree en Dios?
Sí. He tenido mucha suerte, y creo que se la debo a uno más poderoso que yo. Con 12 o 13 años, yo era un enano, un tapón, una media paja [expresión italiana, equivalente a "no tenía ni media hostia"], comía, comía, y no me robustecía. Siempre estaba viendo doctores y los colegas me llamaban Gnomo. De repente crecí. Quizás fue el destino. Yo creo que fue Dios. Fui monaguillo. Rezo todas las noches. Un padre nuestro y un ave maría.

¿Le molesta envejecer?
No, ya me imagino con las cartas, entre amigos.

Roma, Roma. ¿Por qué nunca se movió de su cuna?
Amor y pereza. Soy muy vago. En el Real Madrid o en el Barcelona habría ganado más cosas, pero soy feliz por haber llevado sólo una camiseta. Gané una apuesta conmigo mismo.

Cassano ha escrito que estuvo con 600 mujeres. ¿Las compartía con usted?
No. Y le aconsejo que divida ese número entre 10... Bueno, mejor dejemos el tema.

¿Sabe que se rumorea que su nombre ha aparecido en el caso Marrazzo? [Piero Marrazzo, presidente de la región Lazio por el centroizquierda, era adicto a la cocaína y los transexuales, ambas en cantidades industriales] Algunas transexuales habrían declarado a los magistrados que en algunas de esas fiestas en la casa de Via Gradoli también estaba usted.
Lo sé. Era lo que faltaba. Yo estoy tranquilo. Pongo las dos manos en el fuego. No he estado nunca con una trans. En el pasado, con alguna zorra [sic] quizás sí. Pero puede ocurrir, ¿no?

¿Sigue la política?
No. No me interesa. No hablo de ello ni con mi mujer.

Pero usted vota. La última vez dijo que votó por Veltroni.
Sí, pero sólo porque es un amigo. Pero es cierto, siempre he votado izquierda.

Si le mando un libro para agrandar un poco sus registros, ¿lo acepta?
Claro, basta que no sea muy espeso.

Lo dicho, un puto genio.