
Un periodista checo escribió una vez que Amsterdam era "la ciudad de los judíos y las bicicletas". Tras la II Guerra Mundial, sólo quedaron las bicicletas. La mayoría de los más de 100.000 judíos que vivían en el gueto del este de Amsterdam fueron exterminados por el partido nazi holandés, el segundo más importante de Europa tras el alemán. El gueto fue arrasado. No quedó nada de ellos, excepto su amor por el club del barrio: el Ajax.
Durante estos 70 años, Holanda ha construido una sociedad que parece una campaña publicitaria de Benetton. Una persona encarna ese melting-pot centroeuropeo, buenrrollista y que va en bici: Ahmed Aboutaleb. El nuevo alcalde de Rotterdam conserva todavía su pasaporte marroquí, es hijo de un imam, nació en las montañas del Rif, en una casa sin agua ni electricidad, y no pisó suelo europeo hasta los 15 años. Y le vuelve loco el fútbol.
Rotterdam tiene más de medio millón de habitantes. La mitad es de origen extranjero. Y esta ciudad portuaria se ha convertido en la más importante de Europa con un alcalde musulmán.

El galimatías lo explica Ronald Sorenson, portavoz del Leftbaar Rotterdam, el partido populista herencia de Fortuyn (y principal oposición municipal): "Aboutaleb no sólo es de Amsterdam, también es un trepa y, encima, seguidor del Ajax".
Espitas de ziklón-B
Resulta que Ahmed Aboutaleb, del Partido Laborista (PvdA), estan fanático del Ajax que, cuando vivía en Amsterdam y ni soñaba con que se convertiría en alcalde de Rotterdam, confesó que dormía con un pijama blanco y rojo (colores del equipo de Johan Cruyff). Y en Rotterdam se puede ser cualquier cosa, excepto del Ajax.

El cariño que se profesan las curvas ultras del Ajax y el Feyenoord roza lo patológico. El grito con el que los seguidores del Feyenoord, de ultraderecha, si es que hay que precisarlo, reciben al Ajax es: "Hamas, Hamas, Joden aan het gas" ("Hamas, Hamas, los judíos a la cámara de gas"). Cuando se cansan de articular palabras, se limitan a un siseo prolongado (psssss) equivalente al de las espitas que dejaban pasar el zyklón B en los crematorios nazis.
O sea: o no todos los holandeses van en bicicleta, o, en contra de lo imaginable, también se puede ser paranoico prefiriendo la bici al coche.
Ejército de Mahoma
La Federación Holandesa, en 2005, llegó a hacer un elenco de sonidos y vocablos que no podían proferirse en un campo de fútbol: entre ellos "Hamás", los sonidos de la jungla o el balido de las ovejas. Los incidentes se han agravado y los alcaldes de Amsterdam y Rotterdam, junto a los dirigentes de ambos clubes, decidieron hace un mes prohibir los desplazamientos de aficionados rivales a los partidos entre ambos equipos.

Aboutaleb apagó el incendio con inteligencia, negándose a denunciar al angelito. "Si lo peor es que puede pasar es que me insulten, tampoco es para tanto", declaró. No, lo peor es que ahora, como alcalde, le toca ir a la tribuna del Feyenoord ornado con una bufanda de su equipo más odiado. Tweet
Ésta no me la sabía. Muy buena
ResponderEliminarMe gusta la imagen final. Pero Galardón también finje en el Calderón
ResponderEliminarJoder, a mí que me gustaba el Feyenord. Pa mi que ahora termino haciéndome del AZ ALKMAAR... ahora que se ha pirado Van Gaal. Antes, ni loco,...
ResponderEliminar